La reanudación de las prácticas militares de las fuerzas armadas de los Estados Unidos en suelo puertorriqueño es el último eslabón de una cuidada estrategia para reforzar el régimen colonial: la imposición de la Junta de Control Fiscal, con su ineficiente desempeño; la inacción ante los flagrantes actos de evasión contributiva al amparo de la ley 22; la tolerancia ante las irregularidades en
el uso de los fondos para la recuperación después de huracanes y terremotos; las diversas formas de desplazamiento- desde vivienda hasta el ejercicio de profesiones-; el desamparo de todo lo público; la pasividad ante el recrudecimiento persistente de las circunstancias que obligan a tanta gente a emigrar. No hay quien crea en la inocencia de quienes la aplauden.